10/1/08

NÚCLEO DE TERNURA QUE ENVEJECE

NÚCLEO DE TERNURA QUE ENVEJECE

Se encontraba adornada con plumas rojas y amarillas, recuerdo que era del tamaño de una paloma; su imagen marca el inicio de esta historia.

Fue totalmente inesperado el hecho de ver un ave de esas características en medio de una ciudad que no da espacios sino para las máquinas y las construcciones de concreto; ella se posó por unos instantes junto al ventanal de mi cuarto de estudio. Me había conformado con escribir historias monótonas y repetitivas de la vida urbana. Mi único pensamiento se centraba en encontrar una historia que diera un poco de calor a esa soledad que me envolvía en mi salón de estudio, en ese lugar en que mis únicos compañeros eran los libros y las hojas de papel en blanco, ellas me interpelaban todos los días... yo no sabía qué responder.

Esa ave fue como el indicio de una bella historia, o por lo menos de un relato inspirado en algo diferente. Por ese motivo dejé a un lado el manuscrito que estaba elaborando y me dirigí a la cocina con el fin de preparar un poco de tinto, resguardaba en mí la esperanza de apaciguar el frío que me castigaba.

Me sentía muy solo desde que estaba sin ella, era mi única compañera de carne y hueso; cuando pienso en ella me desconecto de todo, es como si por instantes mi cerebro funcionara disparatadamente, lo único que hago es soñar... recrear los espacios que han quedado vacíos; reflexionar sobre las cosas que dejé de hacer, en lo hermoso que pude haber sido entre sus brazos.

Sabía que como de costumbre, su imagen asumiría una nueva indumentaria, que se iría desvaneciendo poco apoco; tenia la certeza de que sólo quedarían los poemas que escribí y que ella nunca recibiría; percibía que cuando eso ocurriera, estaría inconforme como ahora; maldiciendo mi suerte.

Recreaba en mi mente la imagen del ave que se posaba en la ventana de mi cuarto de estudio y me miraba sin querer, por azar, y sonreía... aunque su pico le impedía dibujar una sonrisa en su rostro, yo sé que me sonreía; ese ser emplumado era para mí como un ángel que me traía una nueva historia. Quería creer que la vida me deparaba otros escenarios. Vivir después de todo parece ser un muy buen chiste conformado por una serie de escenarios complejos.

Escenarios que en mi caso eran conformados por palabras. Agotaba todos mis esfuerzos forjando estructuras mentales que laceraban lo mas profundo de mi alma. Soñaba con un relato que me llevara lejos de su recuerdo, que traspasara el corazón como la espada de dos filos de la que habla San Pablo en su carta a los Hebreos; quería crear un texto que trascendiera. Soñaba con crear un discurso que llegara incluso a sus manos, para que me leyera... para que me tuviera; ¿acaso no era contradictorio?... hoy sigo siéndolo.

El ave desapareció. Como dije, me alejé del escritorio para preparar un tinto, cuando regresé la hoja de papel sobre la que estaba escribiendo ya no estaba. Lo que había impreso en ella no era excepcional, pero aun así me atormentaba el hecho de perder las palabras exactas; yo no había logrado aprender de memoria esas líneas.

Recuerdo que realicé cuatro bosquejos con el fin de realizar una reconstrucción, cada uno de ellos terminó en la caneca de basura; la quinta hoja fue la más cercana por no decir que la reproducción exacta del desaparecido registro.

Las palabras realmente son difíciles de encontrar, ya que estas representan un esfuerzo particular y exacto. Los términos son un punto crucial, como lo es en la profesión del neurocirujano el milímetro exacto. En el ejercicio de su profesión, el neurocirujano puede cometer un desliz que deje a un mortal privado de una de sus funciones capitales por un milímetro de imprecisión; eso ocurre con el lenguaje, no importa que se tenga la mejor idea, el texto puede pecar por inexactitud de los términos que le constituyen, y de esta forma carecer de su función primordial de ser comprendido.

Los términos se nos escapan y no logramos parar de preguntarnos hasta qué punto logramos comunicar lo que realmente queremos, ese es uno de los motivos por los que esas tres líneas no daban muestra de una importancia real para mí en ese momento; se escapaban de mis manos, como los segundos que han conformado mi vida.

No logro evocar el material en que imprimí esas tres líneas, no sé a ciencia cierta si era una hoja extraída de un cuaderno, de un bloc de notas, o si era arrancada de una resma de papel. Lo cierto es que estuve extremadamente obsesionado con el hecho de conjeturar que ese texto, hubiera sido sustraído por ese animal revestido de plumaje rojo y amarillo.

El texto en realidad carece de extensión, no dice nada por sí solo, para ser comprendido se debe desarrollar una explicación, o crear una historia alrededor de él; esto es lo que narra:

"Semilla, Flor, Marchita".

La noche arribó y no sabía que significado poseían esas tres líneas. Transcurrieron días, semanas, y el texto se escondió entre los papeles que habitaban la superficie de mi escritorio.

Quise olvidarme de mi sala de estudio, salí a caminar y a observar a la gente; aun recuerdo la noche en la que me encontraba abandonado en ese bar. Fue ese día en que la vi por primera vez. En ese momento recordé de la primera parte del texto, la semilla, y solicité una cerveza.

Una semilla es el inicio de algo, si se cultiva genera una nueva planta, es decir genera vida. Pero se debe tener en cuenta, que el hecho de cultivarla implica una labor agobiante y además se debe poseer un terreno en el cual se pueda hacer esa labor. Por otra parte, existen unas excepciones en que los granos que se consideran semillas son frutos, como lo es el caso del trigo y la cebada. Este suceso no deja de parecerme paradójico, es como si por un momento la causa fuera equiparable a la consecuencia. Existen muchos pensadores que se han dado a la tarea de reflexionar sobre la semilla, yo el más pequeño de todos ellos; tal vez Jesucristo tenia razón cuando afirmaba que si el grano de trigo no muere, solo quedará.

Las semillas deben morir parar dar vida, se muere a cada instante, de no ser por ese motivo la vida no se entendería, no seria un evento necesario ya que carecería de un contrario; en los momentos en que se muere es cuando se asumen las más profundas experiencias... de eso esta compuesta la vida. Nuestras vidas son como flores que golpea el viento... nos golpea nuestra complejidad y nuestra futilidad; no hay manera de que este mundo sea el mejor siempre que esté habitado por nosotros. No es que utilicemos lentes oscuros como se ha expresado de forma metafórica; el problema real son nuestros ojos.

Estaba en ese bar, no quería estar solo y ella se encontraba rodeada por una aureola invisible que me atraía. Desde que me acerque a ella, fueron muchos los eventos que nos unieron, como aquel día que me encontré con ella bajo la lluvia en el norte de Bogotá. Ella acababa de salir de su trabajo, yo estaba evitando mojarme recostado junto a una construcción de concreto. Gracias a ese cúmulo de casualidades, el cortejo fue sencillo y agradable.

Aunque suene estúpido, a partir de esa imagen y gracias a una disertación no muy profunda, se puede alcanzar una breve representación de la personalidad de los personajes que la componen. Ella siempre ha sido así, se enfrenta a la lluvia, en realidad le gusta que el viento roce su rostro y que el temporal refresque momentáneamente su cuerpo; asume de igual manera ese comportamiento ante la vida; ella hace frente a esos problemas que le bombardean como las gotas de lluvia. Yo por mi parte siempre evito la tempestad, eludo el hecho de tener que enfrentarme a circunstancias incomodas y dolorosas, me aferró como en esa ocasión a una edificación que me brinde protección; considero que por eso ella me hace tanta falta.

Por ese entonces el ave me visitaba con frecuencia, sus visitas no poseían ningún orden aparente, en algunas ocasiones se aparecía ante mis ojos de noche, en otras de día y a diferentes horas. Quise encontrar el motivo de sus visitas, me preguntaba si su presencia era producto de una anomalía en el funcionamiento de mi cerebro, o si por el contrario ese animal del cual no había tenido referencias ni tan siquiera por gracia de los relatos mitológicos; quería darme un mensaje.

Como dije, el ave señaló el principio de esta historia, ese pajarraco pintoresco fue por ese entonces como la semilla de la que hablé en el texto. En mi esmero por encontrar el orden de esas palabras, concebí que la segunda línea podría ser ella; la mujer que conocí en el bar. Ese tipo de conjeturas permiten que millones de hombres tomen decisiones que saben, pueden llegar a ser nefastas en su vida. He ahí la importancia de que el psicólogo estudie el ejercicio de pensar.

Junto a ella disfrute momentos inusuales, como en aquellas ocasiones en que nos sentábamos frente a frente y bebíamos cerveza, cada uno sabía que el otro estaba concentrado en la música que sonaba de fondo; pero... aun así, no parábamos de mirarnos.

Probablemente es lo más próximo que he estado de eso a lo que llaman amor. En un momento como ese, ocurre lo siguiente: a) se ve transcurrir al otro tal y como es, en libertad; de esta forma es como cada ser humano es realmente hermoso; b) se contempla, y contemplar según los entendidos es una labor divina. Se puede sugerir que en esos momentos se es semejante a Dios, a ese Dios del cual se afirma que es amor; c) a pesar de no interferir de una forma arrebatadora en la vida del otro, se sabe que se cuenta con él. Es de las pocas ocasiones en que un ser humano esta frente otro y lo mira fijamente a los ojos sin que ese hecho signifique cierto tipo de lucha por el poder.

El día en que reposó por ultima vez en el ventanal de mi cuarto de estudio, llevaba una flor en su pico, echó a volar justo cuando me percate de su presencia... dejó olvidada esa pequeña flor que aun conservo. Me sentaba en mi sillón, he intentaba en vano encontrar una buena historia... sólo conseguía centrar mi atención en la pequeña flor. Al transcurrir el tiempo me percaté de que el aroma proveniente de su cuerpo, de esos pétalos amarillos que yacían sobre mi escritorio, se esparcía por todo mi departamento; ese olor se percibía aun un poco antes de ingresar a mi morada. Aroma suave, fresco y cálido a la vez, me sentía satisfecho; por esa razón llené una botella con agua para convertirla en el florero de mi nueva compañera. Fueron semanas en que su aroma lleno mi vida, escribí versos en su honor y recitaba algunos de otros autores. Quise olvidarme de las tres palabras; después de todo, ellas no significaban nada, todo eran puras coincidencias a las que yo les otorgaba significados.

Conclusiones disparatadas como la de equiparar las causas con las consecuencia... Llegué a inferir que hablar y escribir sobre esos temas era ingresar en el campo de la metafísica; terreno en el cual muchos ingresan; pero pocos salen. Tal vez G. W. Leibniz tenia razón cuando afirmó que todo tiene un orden lógico y preestablecido por Dios, que el todo esta contenido en las unidades indivisibles. Causas y efectos en una sola sustancia, eso es posible... al igual que la existencia de Dios. Él es el ser más enigmático; por esa única particularidad es que me considero hecho a su imagen y semejanza.

Cuando observo esta flor marchita, logro evocar la forma en que terminó esta historia. Ella observó fijamente la flor y me dijo:

-Déjate de tonterías, ya es hora de que pongas los pies sobre la tierra. Yo me quedé mirándola a los ojos, intentando penetrar en lo más profundo de su ser.
Me abrazó y pregunto:

-¿qué te ocurre?. Besé su frente; respondí:

-Desde que no te tengo; sueño con aves de colores, semillas y flores. Ella guardó silencio, sus ojos grandes brillaban.

En ese instante dejé a un lado el lápiz con el que escribía frase por frase ese sueño que había inventado, para convencerme que estaba junto a ella. La flor marchita sigue conmigo, aprisionada entre las hojas de un libro.

3 comentarios:

En la investigación dijo...

Siento los lacerantes latidos de tus palabras al ritmo de mi corazón...

Unknown dijo...

Amigo veo que esta escribiendo mejor, sigue por ese camino.

En la investigación dijo...

..."Vuela, vuela.... inexperada imaginación vuela..., vuela en pos de la grandeza"...
Muy hermoso... gracias por tu generosidad al compartir estos bellos renglones....